Es curioso cómo determinadas canciones marcan ciertos momentos a fuego en tu cabeza. Parece que en estas entradas escribo penurias, pero en realidad no son así. Esto intento que sea una carta cargada de esperanza para que cuando las cagadas te desesperen puedas recurrir a ella, porque a mí me gusta cada cosa que la vida nos ofrece, y hoy vengo a hablar de una que por desgracia me ha tocado cerca, el cáncer.
El viernes pasado nos dijeron que mi madre tiene cáncer, cosa incomprensible porque ella creo que es Leo, pero creo que no entiendo bien estas cosas médicas, así que sigo a lo mío. Mi madre es uno de esos casos de maravilla, que sorpresivamente su cáncer se ha "curado" con una operación, 40% del hígado menos y arreglado. Lo de los números lo entiendo bien, lo del cáncer no.
Y por qué qué bello es vivir, porque en los días grises escucho las canciones de mi querido Kanka, y cuando mi madre me ha escrito para decirme que tenía cáncer es la canción que estaba escuchando, pero el destino tiene giros y retuerces por donde no te los esperas. Cuando mi madre me ha escrito para decirme que el cáncer ha sido un compañero laxo y que con sólo una operación le ha preferido abandonar estaba de nuevo escuchando que bello es vivir.
Ironías de la vida, supongo.
El placer me reconforta y el dolor me fortalece. Disfruta cada segundo, que no sabemos cuando el Kanka nos va a dar una vuelta de tuerca y vamos a estar fatal y quejarnos muy poco. Un día que te vea ya te cuento alegrías, que esto va de penas y penu(t)rias que para algo escucho cantautores que cantan a su desamor.
Y cierro por aquí, que te noto en la cara que estás deseando que acabe para hincharte de, para hincharte de aplaudir...